jueves, 30 de agosto de 2007

Capítulo 3: Un extraño gnomo...

No era buena idea tocar los símbolos en los pilares, el tipo de hechizo símbolo es capar de almacenar un conjuro y desatarlo cuando se cumplen ciertos requerimientos, y desencadenar algo de lo que no se tiene conocimiento, nunca es bueno.
Dain se acercó a la puerta y miró debajo, en donde estaba el cuerpo de un individuo aplastado. Pidió que Aztaroth y el otro enano levantaran las tablas, para poder sacar a lo que hubiera debajo.
Sacó un pequeño bulto, y cuando tomó los signos vitales, se dio cuenta que el sujeto respiraba y tenía pulso. Zephyr notó que las manos eran de un extraño color entre verde y amarillo, y sugirió a Dain que descubriera la cabeza de individuo.
La cabeza de un gnomo asomó entre las ropas, Dain registró al individuo encontrando algunas monedas, un par de pergaminos, una espada corta y una gema bastante rara. Como no pudo entender lo que decían los pergaminos, se los entregó a Zephyr, quien invocando los poderes arcanos que había en su interior, logró comprender que un pergamino convocaba a un aliado natural, y el otro controlaba las aguas, los dobló y guardó entre sus ropas.
- Toma Zephyr, esta capa se ve mejor que la tuya, y creo que te queda- dijo Dain sacando la prenda del inconsciente gnomo.
- Te lo agradezco Dain, ¿encontraste algo más?-
- Nada más...- respondió el enano, que se guardó la extraña gema entre las ropas mientras miraba como se acercaba Fulano, el otro elfo, que amarró al gnomo antes de darle un par de pociones.
Al ver esto, Zephyr tomó distancia, claramente el gnomo manejaba la magia, o eso creyó Zephyr al ver los pergaminos.
Repentinamente el gnomo despertó, y Fulano lo desató de inmediato, entregándole todo lo que tenía, y dándose vuelta hacia el grupo de aventureros apuntando con una flecha en su arco, sus ojos se veían muy extraños.
- Gnomo, no tenemos malas intenciones, ¿por qué nos atacas?- dijo Dain, atento a cualquier cosa.
- Ustedes me atacaron primero, yo sólo me estoy defendiendo. Además me han robado mis cosas.-
Luego de una pequeña discusión acerca de quien había atacado primero, el gnomo tocó a Fulano, que despertó como de un extraño sueño, sacudiendo su cabeza.
- Ustedes no pueden estar acá, son intrusos- dijo el gnomo paseándose de un lado a otro, sin perder de vista a nadie.
- ¿Este es tu hogar?, he llegado acá en busca de caballos, nada más-
- Oh! Así que un druida, pues deberías haberlo dicho antes, yo tengo caballos- respondió el gnomo sobándose la panza.
- Pues si no te molesta ¿podrías dármelos?-
- Dártelos no...pero puedo prestártelos, ¿para que los necesitas?-
- Necesito llegar a Belfree lo antes posible-
- ¿Y para qué?-
- Ahí existe algo que me puede ayudar a detener a los Syrios...hay que parar su destrucción de alguna manera-
- ¿Y quién dice que los Syrios son malignos? Por lo que yo veo, están tratando de establecer un equilibrio-
- Pues la manera de hacerlo no es muy grata, yo vi como esos salvajes atacaban y se comían a mis compañeros...no creo que busquen equilibrar alguna cosa- intervino el otro enano algo disgustado.
- Diferentes puntos de vista enano...diferentes puntos de vista...- respondió el gnomo rascando su nariz.
Zephyr, que observaba atento, decidió intervenir.
- Gnomo...siento lo sucedido. Sólo somos viajeros que dimos con este extraño lugar...¿eres el guardián de acá?-
- No...yo tampoco pertenezco a este lugar-
- Mmmmm y que me dices del mapa a tus espaldas?-
- ¿Qué mapa?- respondió el gnomo haciéndose el estúpido.
- ¿Y las puertas? Te habrás dado cuenta que sobre cada una reza el nombre de una ciudad...es posible llegar las ciudades a través de ellas?-
- No lo sé...yo no soy el guardián de este lugar he dicho.. y no se nada...¿se pueden retirar?.-
- Mmmmm ¿y que sabes de lo que hay en los pilares? En esta habitación hay magia- preguntó Zephyr algo molesto por no obtener respuestas del extraño ser.
- ¿Qué es la magia?-
- Ufff maldito gnomo...- pensó Zephyr y se alejó hacia la entrada, empuñando las manos en señal de que había perdido la paciencia, acercándose a Dain.
Algunas palabras intercambiaron Dain y el gnomo, hasta que el gnomo pidió que todos salieran de la habitación un momento.
Desde el interior, el gnomo levantó las pesadas puertas sin ningún esfuerzo, lo que confirmaba la teoría de Zephyr. El gnomo manejaba los poderes arcanos.
- Dain...me gustaría acompañarte a Belfree, creo que podemos ayudarnos mutuamente- dijo Zephyr.
- Me encantaría...has sido de mucha ayuda.- respondió el enano.
Pasó un momento y la puerta se volvió a abrir, dentro, un par de caballos esperaban tranquilamente. ¿De donde aparecieron? Seguramente de las puertas, pensó Zephyr, pero no comentó nada.
El gnomo indicó que podrían sacar a las bestias por donde mismo habían entrado, era una idea descabellada, pero cuando el grupo empezó a avanzar, el gnomo se acercó corriendo a Dain, y le entregó dos botellas con un extraño liquido.
- Dénselas a los caballos antes de subir la escalera...adiós!- dijo y se devolvió al extraño cuarto, cerrando las puertas tras de sí.
Al llegar a la escalera, Dain le dio de beber el contenido a un animal, y éste se encogió del tamaño de una jarra de cerveza. Lo mismo hizo con el otro y subió la escalera.
Nuevamente esto confirmaba la teoría de Zephyr, quien no dijo nada, esperaba no toparse a un gnomo nunca más en su vida, claro que algún día volvería a visitar la habitación, más experimentado, para comprender lo que ahora no entendía.

Pasado un momento, los caballos crecieron a su tamaño normal, y el grupo decidió separarse para buscar más caballos. Finalmente, todos irían a Belfree.
A poco andar, un sonido de explosión proveniente de la cámara secreta llamó la atención de todos, el bichito de la curiosidad picó nuevamente a Zephyr, pero la odiosidad del gnomo le quitaron todas las ganas de volver a revisar. Además, hacía poco, había conversado con Dain, y sus razones para abandonar Coria eran muy convincentes, e interesantes.
Finalmente, Zephyr decidió acompañar a Dain a la entrada de la ciudad para esperar a los demás mientras iban a buscar caballos. Fulano sabía quien podía tener algunos, así que guiaría a los demás a hacer la transacción.

Dain era un enano bastante inteligente y docto en algunas materias, por lo que conversaba y compartía se notaba que poseía un conocimiento que no todos tenían. Conversaron casi todo el camino hacia la salida cuando unos extraños cuchicheos llamaron la atención de Zephyr.
No muy lejos un par de personas miraban con desconfianza al elfo murmurando:
- Mira...mira...es el elfo que mató a los hermanos...es un asesino!-
Zephyr, sorprendido, se cubrió la cabeza con la capa, dejando entrever su espada para impedir que alguien se acercara.
A pocos pasos de la salida, tres hombres impedían el paso.
- Apártate enano, queremos saldar cuentas con el elfo que asesinó a los hermanos...- dijo uno de los tipos.
- Permiso, si me permiten quisiera salir de la ciudad...- respondió amablemente Dain avanzando un poco.
Caminó muy poco, cuando los humanos le increparon, llenándolo de insultos, a lo que Dain respondió con un ataque sorpresa. Se arrojó sobre el humano más cercano mientras los otros dos atacaron a Zephyr.
El elfo, pudo esquivar la mayoría de los golpes, y se concentró en un atacante. Le propinó unos cortes profundos, pero no cayó. Los dos humanos haciendo equipo, se abalanzaron sobre Zephyr asestando unos golpes muy certeros, dejándolo apenas consciente en el suelo.
Dain, en un rápido movimiento, pudo evadir a los dos hombres que atacaban a Zephyr, y pudo curarlo para que no perdiera la conciencia.
Amparado en su extraño poder sobre la naturaleza, Dain invocó unas extrañas enredaderas que atraparon a todos incluyendo al elfo. Uno de los hombres quedó inconsciente de un golpe que le propinó Dain, mientras Zephyr desde el suelo atacaba con su espada al humano más cercano, matándolo certeramente. El último humano logró salirse de la trampa de marañas escapando unos pocos metros, desde donde lanzó una piedra a Dain, quien no alcanzó a esquivar. El enano enfurecido cargó con toda su fuerza, a través de las ramas, golpeando al sorprendido humano, dejándolo tirado en el suelo.
- Estos humanos ignorantes...me insultaron y no sabían con quien se metían jajajaja- rió Dain, ayudando a Zephyr a levantarse. Luego de esto, Dain se acercó a ambos caballos, hablándoles y acariciándoles para que tuvieran confianza. Así ambos subieron a los caballos, cuando a lo lejos, una polvareda llamó su atención.
A toda carrera, venían Aztaroth y los demás, claramente arrancando a toda velocidad, por lo que luego de un breve saludo, el grupo entero enfiló rumbo hacia Belfree, a través de un helado paisaje, cubierto de nieve...